Fatiga périférica y central: ¿Cómo se relacionan y afectan a la hipertrofia?

Como ya sabéis, la fatiga que experimentamos cuando entrenamos, por la cual se reduce nuestra capacidad de generar fuerza, y, por tanto, vemos una disminución en nuestro rendimiento, puede tener distintos orígenes. De forma genérica, existen dos tipos de fatiga, la fatiga central y la fatiga periférica. En la fatiga periférica se agrupaban todos los procesos que se daban a nivel muscular, que nos llevaban a esa reducción en nuestra capacidad de generar fuerza. Por ello, a partir de la unión neuromuscular, todos los procesos que lleven a esa fatiga, serán agrupados dentro de la fatiga periférica. Por otro lado, todos los procesos que se den a nivel del sistema nervioso, haciendo que la frecuencia y magnitud de impulsos nerviosos que llegan a los músculos se vean reducidos (y por tanto, la tensión y fuerza que nuestros músculos generan), serán agrupados dentro de la fatiga central.

Cada uno de esos tipos de fatiga (periférica y central), son más complejos de lo que parece, de forma en la que, distintos procesos y estructuras, contribuirán a la generación de cada tipo. Dentro de la fatiga periférica, las causas de esta pueden ser múltiples, así como las estructuras involucradas (unión neuromuscular, membrana y túbulos T, retículo sarcoplasmático, sarcómeros, etc), al igual que ocurre con la fatiga central (circuitería neuronal del cerebro, cerebelo, tronco encefálico, médula espinal, etc). Ahora bien, si la programación del entrenamiento, en gran medida, consiste en una correcta dosificación de la fatiga y un correcto manejo de esta, tenemos que ser conscientes de que, la fatiga periférica y central, no solo no pueden ser separadas, sino que se relacionan e influyen entre sí.